Entrevistas y literatura de Juan E. Sanchís Girbés

martes, 6 de noviembre de 2007

Manolo Escobar: el carro siempre perdido...

A Manolo Escobar, el carro se lo robaron estando de romería … Lo encontró, semanas atrás, en Segorbe, pero lo volvió a perder para seguir viviendo… Es decir, que Manolo Escobar fue homenajeado en la capital del Alto Palencia al pairo de la entrega de premios del XXIII Certamen Poético Internacional que convocó el CEAM (Centro Especializado de Atención a los Mayores). Manolo Escobar, tan castizo como quieran calificarlo sus paisanos, tiene la mirada profunda y escrutadora, como un oráculo, y utiliza un tuteo espontáneo que se acerca a la igualdad sin llegar al comunismo. Manolo Escobar, en resumen, es mucho más que la copla rancia y ajada que le enjaretan los analfaburros de lo antiespañol. Es un gran artista forjado en la adversidad que responde como tal…

JS.-
Lo que le pregunte va a ir a parar a una columna de Periodista Digital que se llama Serenata española, esto creo que a usted, forzosamente, tiene que resultarle familiar…
ME.- He dado muchas serenatas españolas. Me he pasado la vida dando serenatas españolas, sí que resulta de mi agrado.

La Serenata española que es este blog deviene de la Serenata española de Joaquim Malats, un compositor catalán sin el trauma falsario del victimismo, un español ejemplar, si es que se me permite el término… La Serenata española que es este blog, ya digo, cosas de la vida, hace más de un año entrevistó a Carmen Sevilla, actriz que intervino junto a Juanita Reina, bien que en papel secundario, en una peli del mismo título, algo también ejemplar, porque ya no se dan serenatas españolas, los amores pujantes de la juventud han ido mutando hacia el polvo sin historia en coche estacionado en las proximidades de la discoteca. Pura decadencia, aunque lo esencial se mantiene.

En fin, Manolo Escobar es un hombre de cuerpo entero que no se queda atrás en las observaciones simbólicas de lo cotidiano.

JS.-
¿Usted cree que éstos son tiempos propicios para gritar, decir o susurrar “¡Viva España”?
ME.- Para decir “¡Viva España!” siempre es tiempo, siempre, por encima de todas las disputas políticas que se den, siempre se puede decir “¡Viva España!”

Manolo Escobar (por eso se oye esta canción…) hizo sonar su “¡Viva España!” por las plomizas nieblas del Londres victoriano, por la cuencas minera del Ruhr, con sus industrias pesadas y su neopaisaje de milagro consumado, sus viejos aceros Krupp, sus rubias cervezas y sus coches Wolkswaguen… Manolo Escobar está casado con Anita, una mujer alemana que comprede a España por comprenerle a él.

JS.-
Usted, que ha sido testigo de la emigración española de los años 60 y 70, cuando nuestros trabajadores partían hacia Alemania o hacia la vendimia francesa con su chaquetas raídas, sus boinas, sus botas de vino y sus maletas ensogadas, ¿qué opina de lo que ocurre?... Ahora, ya los ve usted (señalando a los comensales del salón de Peñalba donde se celebraba la multitudinaria cena de la llamada “Tercera edad”), todos bien vestidos, con sus dentaduras arregladas, comiendo y bebiendo dignamente, con los hijos bien casados y con vacaciones del IMSERSO…
ME.- Yo he sido emigrante y estoy muy contento de que las cosas sean así, como las describes. Creo que sigo siendo un emigrante…

JS.- ... Pero nos llegan en aluviones, y no en las mismas condiciones con que los nuestros emigraban…ME.- Sí, pero eso son circunstancias de la vida. Tú, recapacita…: si todos quieren venir, algo tendremos de bueno, ¿no?...
JS.- Sí, claro está…

La gente se arremolinaba en torno al maestro. Todas querían una foto, y un autógrafo, un algo… Se hacían algunos comentarios sobre sus canciones más señeras, pero hay un Escobar desconocido para el gran público, muy cercano a lo lorquiano y a la copla más progre, estilo Carlos Cano, que ha quedado eclipsado por razones injustas por antonomasia. Sin embargo, siempre, desde siempre, he pensado que el carro perdido del maestro encierra una gran metáfora…


JS.-
¿Sabe usted?...: la canción esa que tanto éxito le dio, la del carro perdido, o sea Mi carro, creo que significa mucho más de lo aparente… Hubo un escritor francés, Marcel Proust, que quiso recuperar el tiempo perdido, y otro poeta, alejandrino, o griego, no recuerdo, que vino a decir algo asi como: “Si viajas a Itaca, pide que tu camino sea largo…”
ME.- No te esfuerces más, he comprendido perfectamente lo que quieres decir, y estoy de acuerdo: si se encontrara el carro, se acabaría la ilusión... Y, si se acaba la ilusión, se acaba el sentido de la vida. ¿Es esto?
JS.-
Sí… ¿Mejor el carro perdido?
ME.- Sí, dejémoslo perdido...



Fuente: Serenata Española

miércoles, 15 de agosto de 2007

EL BAR LARA Y SU CASTICISMO SEGORBINO por juan emilio sanchís girbés


Resulta todo muy curioso, a veces, mágico; a veces, trágico. No es éste último caso el que aquí se dilucida, no; antes bien es un reencuentro feliz con el pasado… El gran poeta italiano Cesare Pavese, el que escribió al final de su diario, antes de suicidarse, que las cosas más íntimamente pensadas, suceden siempre, es el que me impulsa, me alienta, y me anima a escribir este artículo, esencial en mi biografía.




Lo digo porque yo, cuando callejeaba Segorbe en tiempos de novio bisoño y cabo del Ejército del Aire (mil años ha de esto) entraba en el bar Lara y me quedaba absorto, mirando el mosaico de fotos, representativas de la vida social del pueblo vivo, palpitante, coral, por amplio espectro, y encastizado. Cientos de imágenes de encierros, de toros de fuego, de guardias forestales, de reclutas con el fusil terciado, para que, como hacía yo, les viera la novia bien armados.
Siempre que he pretendido encontrarme con el más puro aire segorbino me he refugiado en el bar Lara. Siempre que he atravesado momentos de angustia, meditación, necesidad de una estrategia, por lo que fuere, he entrado a tomar café, ensimismado, en lo más recóndito de sus penumbras.



Podría haber escrito este artículo (no es pedantería) sin más dilación que una media hora de pluma y papel, pero como todo está interrelacionado en esta vida, cuando surgió en la dinámica de mi prosa la palabra “casticismo” , me vino a la memoria la obra de don Miguel de Unamuno y Yugo En torno al casticismo”, publicada en 1895. Una obra, compuesta por cinco ensayos, fundamentales para la comprensión de España.


Yo, intelectualmente hablando, no soy nadie, apenas nada, aunque bastante más que lo que piensan los que quieren que sea nada… Tal vez por esto, antes que nada, preferiría ser un poeta en sentido estricto que un “intelectual”. Yo, créanme ustedes, no pretendo escribir cosas complejas derivadas entidades sencillas, no. Pero el deber de quien se siente escritor es dignificar al pueblo que le sostiene, aunque para ello, en ocasiones, complique un poco la lectura para hacerle comprender a ese mismo pueblo que es tan digno como el que más dentro de la constelación de pueblos que es el mundo mundial.



Castizo es lo que perdura a pesar del tiempo… El bar Lara (ya su propio nombre es fundamental de lo español, recuérdese la leyenda “Los siete infantes de Lara”, y recuérdese que sus tumbas siempre nos esperan en el monasterio de San Miguel de la Cogolla, donde nació el idioma castellano) es el típico rincón, sin estridencias, donde podemos pensar en “lo nuestro” y cada cual en lo suyo: una cosa complicada pero sencilla. Ya ven: es así.





…. Juan, el dueño, (Juan Santamaría Lara) nos dice (a mi amigo Simón y a mí)


“Esto lleva abierto como treinta y nueve años, lo fundaron mis padres, Manuel Santamaría y Dolores Lara”
.

“¿Y has visto cambiar, evolucionar, crecer, vivir a Segorbe?” “He visto a todos, he conocido a todos: al padre de Simón, Avelino, y a todos los empleados de La Segorbina, a todos los que venían aquí a tomarse unos chatitos de vino, a todos los permenetes y a los que iban de paso; incluso a los de tu pueblo“¿Sí?, ¿a quiénes?” >“Pues a Valentín de la Harina, a Sebastián, el pobre, el que se cayó del andamio”… “Bueño, falleció después por otra causa, fuimos muchas veces a cazar, era un gran perdicero”… (Simón toma fotos como quien dispara a mil conejos que salen de los majanos, tal es la cantidad de motivos para ser imágenes). “Ha cambiado todo, ¿verdad?” “Como del cielo a a la tierra”, responde Juan, mientras la bellísima Elizabeth, chica colombiana, del Imperio, me trae el segundo vino tinto, el que ya me confirma como vinatero pertinaz. Y tomo notas…


Simón se interesa por la gente famosa que ha estado en el bar. “Mucha”, responde Santamaría Lara, mucha: Silvia Tortosa, Arévalo, Pepín Liria, El Dúp Dinámico, Claramunt, Fernando Esteso, qué sé yo, mucha, de verdad”.


Desde mi rincón, bajo el surtido muestrario de bastones, medio símbolo de defensa individualista, medio símbolo de apoyo en la vejez en las últimas andaduras, pienso si el bar Lara no será como una especie de “Chicote” segorbino, tal vez ignorado, por la crema de la intelectualidad local, que debiera fijarse más en su callado agasajo, sordamente postinero, en su melancolía de la quietud, en su serena historia y menos en las cachupinadas de los amanerados y manuelinos de la progresía.


Distinguía Unamuno entre “pueblo” y “público”. Un escritor se debe al pueblo, pero jamás al público. Un escritor se debe sus raíces, pero no a la cantidad de libros vendidos o a la fama conseguida:

“La tradición eterna es lo que deben pensar los videntes de todo pueblo, para elevarse a la luz, haciendo consciente en ellos lo que en el pueblo es inconsciente… Porque lo original no es la mueca, ni el gesto, ni la distinción, ni lo original, lo verdaderamente original es lo originario”
.


Unamuno fue un hombre singular, complejo y contradictorio, quizá irrepetible, que tras meditar su época marxista la adaptó a mejor razonamiento: “Sueño con que el socialismo sea una verdadera reforma religiosa cuando se marchite del dogmatismo marxiano”.

Yo sé, me consta, afirmo, enfatizo y juro que si don Miguel viviera en Segorbe no saldría del bar Lara… Mientras criaba pajaritas de papel, soñaría lo mas bizkaitarra de sus orígenes originarios, que nacieron, a la par que el castellano, junto a las tumbas de Los Siete Infantes de Lara, allá en el monasterio citado de San Millán. Desde el bar Lara soñaría con la espina dorsal del Guadarrama y recordaría sus disputas con don Vicente Blasco Ibáñez en los cafés de París… Seguro. Lo que yo les diga.

Allá, pues, cada cuál con su conciencia, pero en esas horas lentas del vivir cotidiano de Segorbe, sumergirse en la quietud del bar, en la intrahistoria colgante de sus paredes, es una de las cosas más cultas que puede hacer cualquier lugareño y cualquier español que de esto tenga noticia. Simón y yo, y Juan, y todos los de El Informal Segorbino hemos cumplido, hemos dicho lo que debíamos decir. Piénsenlo: ¿algo mejor que tomarse unos chatitos de tinto en el bar Lara?

EL PRESENTE ARTICULO ESTA ESCRITO POR JUAN E. SANCHIS GIRBES, DENTRO DE LA SECCION "YO TE DIRE" DE "EL INFORMAL SEGORBINO"

EL BAR LARA Y SU CASTICISMO SEGORBINO por juan emilio sanchís girbés

lunes, 16 de julio de 2007

Manuela Trasobares: la "Crucifixión Rosada" del Alto Palancia

Manuela Trasobares flagela sus noches sin tapujos con una crucifixión rosada en la cabecera de su cama, tal cual la triple de Herny Miller (Nexus, Plexus, Sexus) pero sin París como escenario. A Manuela le basta el pueblo de Geldo y la memoria ígnea de su biografía. Lo digo porque el libérrimo autor norteamericano (también autor de Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio) precisó cientos de páginas, orgasmos y borracheras en las buhardillas que dan al Sena para llegar a la misma conclusión que Manuela; es decir: que el artista, para serlo, necesita crucificar a los demás y ser crucificado.

En fín, que Manuela Trasobares es a Serenata española lo que Leonardo da Vinci pudo ser para Florencia. Manuela Trasobares es también para la ciudad de Segorbe lo que para Grecia y el mundo sensible pudo ser Maria Kallas;
para Austria, Gustav Klimt, y para España, Francisco de Goya. Pero la cuestión de fondo es que Manuela puede ser muchísimo más para muchísimos más. Manuela puede y debe ser proyectada, como bien se merece, desde las instancias culturales segorbinas al universo madrileño de los circuitos culturales. Hacen las instituciones muchos y más grandes esfuerzos por gentes y obras de menos valía.

Manuela Trasabares sufre, por desgracia, los malditismos más añejos de la psicología social española, como son la envidia y el callado desprecio con que la comunidad artística, o “intelectual”, trata a cualquier persona que domina varias disciplinas. El Lorca músico pasa tan inadvertido como el Alberti pintor, o como el escritor Salvador Dalí. Aquí no se perdona la inteligencia… España es el país donde trepan los mediocres y se castiga el talento. Manuela Trasobares es mezzosoprano, pintora, escultora, artista fallera, imparte clases en el Centro Especializado de Atención a los Mayores de Segorbe, etc., etc. Y claro: así no puede tener futuro... Salvo que se muera, lo cual supone un precio, hoy por hoy, demasiado alto.

Manuela Trasobares nació en Figueres, Gerona, un año no muy lejano del pasado siglo XX. Se define como una romántica elevada a los más altos grados del calificativo. Lo dice ella lo constato yo, que para eso soy el que lo escribe... A lo largo de la conversación, por la forma de expresarse, por el énfasis que aplica a sus respuestas y meditaciones, uno descubre la autenticidad de su ser, la fidelidad a sí misma, hasta las últimas consecuencias; como Larra, Byron, George Sand...


Manuela Trasobares bebe de las fuentes expresionistas de Goya y del surrealismo de Salvador Dalí. En Geldo tiene la suficiente paz y serenidad como para perseverar (desde el análisis y la somatización del dolor del mundo) en la fe en el hombre y la constatación hobbesiana del idem como lobo para el idem (“Homo homni lupus est”). O sea, que Manuela manifiesta, a pasar de los pesares, una esperanza hacia algo que, a lo mejor es la Esperanza, con mayúsculas.

A Trasobares, el entrevistador amigo le recuerda estancias en Els Quatre Gats, en Barcelona, y la particular admiración por dos catalanes plenipotenciarios: Ramón Casas y Santiago Rossinyol:


-Rosinyol podría ser, efectivamente, un referente en mi obra: era un hombre multifacético…
-Sí, también algo desinquieto, murió en Aranjuez… De ramón Casas, dice Umbral, que pintaba mejor a sus amantes que a su señora; algo, hasta cierto punto, normal…, pero, en realidad, a qué pintores definirías más enfáticamente como “tus maestros”?
-Las pinturas negras de Goya y toda la obra de Dalí son para mí fundamentales. Pero no me atrevería a definirme al cien por cien: los que etiquetan las cosas no suelen entenderlas.
-En tu calidad de mezzosoprano, ¿a quién admiras?
-A Maria Kalas.
-¿Crees en Dios?
-Delante de una obra de arte está la mirada de Dios… No de la Iglesia, o no siempre; pero la de Dios, sí…

Manuela invita a cerveza rubia, fresca, vital…

-¿Qué proyecto importante te quita el sueño?
-En 2010 tengo preparada una muestra en la Fundación Bancaja – Segorbe


Manuela Trasabaras tiene toda la casa, hasta la buhardilla, repleta de cuadros y esculturas… Está representada la Humanidad entera... Exponer y disertar sobre toda su obra requiere un monográfico, que lo tendrá… Pero cerramos como empezamos: recordando que Manuela tiene por cabecera de su cama la Santa Crucifixión Rosada del Artista en Estado Puro... Algo que no se debe olvidar.

miércoles, 4 de julio de 2007

Interesante entrevista de Sanchís Girbés a Fernando Sánchez Dragó en el día homenaje a José Antonio y de la presentación de su libro en Alicante




Entre las citas que dan convulsa bienvenida a su novela, elijo la de Quevedo: “Diéronle Muerte y Cárcel las Españas”. Porque las cosas son así: éste es un país trágico, la misma obra que el maestro Sánchez Dragó presentaba en Alicante está estructurada tal cual los cánones de la tragedia griega. Alicante, por otra parte, es una ciudad trágica por derecho propio, novelada por Max Aub (Campo de los almendros) para dar noticia de cuán trágica fue la partida de algunos republicanos, unos dos mil seiscientos, que partieron en el Stambrook y la espera de los que se quedaron el los muelles. Algunos se suicidaron y otros -la mayoria -no tuvieron más remedio que rendirse a las tropas italianas. Han pasado los años, pero quedan allí, en el lugar elegido por Fernando Sánchez Dragó para la presentación de "Muertes Paralelas", las connotaciones trágicas y esencialialistas que dan al traste con la idea del Levante feliz, de la Costa Blanca bullanguera y de los hedonismos sanjuaneros del mes de junio. El lugar elegido no fue otro que el hotel Lucentum, de la cadena Hesperia. Lucentum fue el nombre que le dieron los romanos al viejo enclave ibero Akra Leuda; es decir, el lugar es tan castizamente ibérico como la idealizada Numancia de su querida y machadiana Soria.

Fernando Sánchez Dragó nos recibió en su habitación con natural cordialidad, tampoco creo que sea capaz de practicar otro tipo de cordialidad que no sea la natural. Para mí (reclamo en estos instantes mi derecho subjetivo de escritor) suponía la continuidad lógica, hasta cierto punto irremediable, de mi oficio en el mundo, de mi periplo vital, de "mi" historia mágica de España. Ya en la prehistoria de estas calendas, sabía que, más pronto o más tarde, seria recibido/comprendido por Fernando Sánchez Dragó. Así que, este sueño de "alternativa" tuvo su primer amago en un encuentro en el 2002, cuando firmaba El sendero de la mano izquierda en El Corte Inglés de Valencia, un año antes, más o menos de que me atacaran todas las dolencias del cuerpo y del alma y perdiera la visión del ojo derecho. Entonces me firmó un ejemplar, que yo veneraba, de El Dorado. Precisamente entonoces, cuando hacia pocos días que había regresado de Torremolinos y tenía frescas en la memoria la calle San Miguel, la Roca, las extranjeras cachondas (que deben serlo menos que las de aquella época de los planes de desarrollo), etc. De vuelta para Valencia, me metí en el barranco de Viznar, para escuchar los lamentos lorquianos del viento triste por los olivos...Aquella noche, en El Corte Inglés, hablamos de la caligrafía -para él conocidísima- de don Camilo, del que conservo algunas cartas y, cómo no, me firmó el libro con su rotulador Pilot de punta fina, un detalle, como el del uso de un atril, que siempre lo he mantenido en el caletre. No sé exactamente por qué me fijo en estos puntos, pero, en mi fuero interno, están asociados al aura de un escritor. Yo he sido más de plumas estilográficas: he tenido todo tipo de párkeres, pelikanes, inoxcromes, etc. Hasta que mi padre me regaló una montblac poco antes de morir, y le grabó en la pinza Dulcinea. A estas cosas hay que estar atentos porque ésta no va a ser una entrevista al uso de las que normalmente son conocidas. A lo mejor tampoco es una entrevista, ni un artículo de opinión; a lo mejor, no se sabe lo que es...


Fernando Sánchez Dragó, apátrida, tan español que detesta serlo, tiene la mirada, el porte, el pelo y las facciones de un magistrado romano. Basta fijarse en su figura para imaginarlo, ataviado con la toga pretexta, como pretor, cónsul, o alguna otra magistratura que ahora no se me alcanza.

... Sin embargo, metido en las soledades habitacionales del hotel, distingo, intuyo, dos modos suyos de estar en ellas: una, se correpondería con la soledad arraigada/desarraigada de sus viajes por ese Oriente misterioso donde no existe la culpa cristiana, ésta sería una soledad reflexiva, memorística, ensismismada en la curva de ballesta que traza el Duero en torno a Soria (Juan, no hagas literatura de la literatura; otra, que presiento calcada de la soledad del torero en el hotel, quizá en la pensión de un pueblo (y sé lo que me digo) horas antes de la corrida, horas antes de que suenen “los clarines del miedo” (Juan, deja en paz a Ángel María). Es ésta una soledad de escritor que, sencillamente, espera el momento de ser llamado a un tribuna para pronunciar una conferencia o impartir una lección magistral. Durante estos tiempos de soliloquio, el torero habla tan sólo con los allegados, con los que son de su confianza, con los que sabe que le quieren y puden soportar su temores y arrebatos, por eso nada más agradecido para con Fernando que saberme elegido para estar con él en los minutos de la taleguilla embutida, del giro sobre si mismo, egocéntrico, como una peonza que se circunda de fajín bermellón, como primer aviso circular de ese entramado de círculos cincuvalados que es el toreo. Son los momentos de atarse bien los machos, porque nunca se sabe lo que puede pasar en el ruedo, en la trágica circularidad del pleonasmo.

He entrado, pues, en la habitación 111, seguido de Luis J. Simón, que además de saludar también al maestro, pone en marcha la grabadora y se encarga de tomar las fotos (nada es posible sin él). Sánchez Dragó nos da entrada, confianza, amistad... Sabe que, además de la evidente admiración literaria, hay respeto, humano y cívico respeto, una cualidad que siempre exige, con razón.

Pasa algo que yo, como he dicho, percibo (por ser actor en la cosa) y que luego, enfático, me dice Simón: “Parecía que os conocierais de toda la vida”. A lo cual le respondo: “Es que...lo conozco de toda la vida”. Y es verdad, lo conozco desde los tiempos en que presentaba un programa en, o sobre, la Biblioteca Nacional. Sé que, de preguntarle todo lo deseablemente preguntable, pudieran darnos las claras del día...: el alba, esa hora mágica de España en que don Quijote salió de la venta; esa hora disolvente que, según Gómez de la Serna, “puede con todo”…

SD se echa en el sofá, relajado, sereno, amable, distendido, descalzo, en calcetines... Me recuerda, por su pose, una famosa fotografia que le hizo Alfonso a don Ramón María del Valle – Inclán, echado en una cama o jergón, de manera tal que, muy a su pesar, se le veía un agujero en la suela del zapato. Claro, en este caso sólo la valia literaria de los dos resulta pareja; porque don Ramón, además de sus infotunios y malditimos, tampoco puso gran empeño en eso que llaman el ahorro y virtudes anexas. Pero esto queda en la retina, única y avizora, del entrevistador, que soy yo, claro está. Aunque Alfonso es fundamental aportador de pistas en la novela de Dragó, también lo es en la fotografia que le hizo a don Antonio Machado en el Café de las Salesas, una de cuyas copias está, o estaba, en un salón del Parador Nacional de Turismo de Soria. En ella, colgada en la pared, desde la otra vida, el poeta persigue con la mirada a los escritores que se acercan a él estremecidos; sólo a los escritores, evidentemente. Y, con estas premisas, comienza la entrevista:

JES.- No prentendo hacerle demasiadas preguntas. Sólo unas pocas, aunque esenciales, son más que sufientes para escribir lo que creo que puedo y debo escribir.

FSD.- Muy bien, vamos a ello, Sanchis.

JES:- Quiero decirle, por sintetizar, algo que creo que, para usted, puede ser importante: yo me he criado siempre “con el toro”. Soy de Algemesí, allí se da una feria de novilladas. Eso marca.


FSD.- Dispara…

JES.- ¿Existe una tercera España?

FSD,- Bueno, eso es como si a un labrador le preguntas antes de que la cosecha llegue, sin estar la semilla en el surco… ¡Qué quieres que te diga.!... Sí existe la idea de esa tercera España. Es ese tercerismo el que me ha atraído durante muchísimo tiempo. A él voy a referirme en el curso de mi intervención de esta tarde. Ahora sí existe con posibilidad cierta, como una semilla que granará en el futuro… Bueno, estas hablando con un pesimista. Yo creo que el mundo está en encefalograma plano. Suelo, incluso, utilizar la expresión "postapocalipsis". Creo que el fin del mundo ha llegado. Y casi nadie se ha dado cuenta…

Acabo de volver de China. Y el mundo que se avecina es el mundo que está en China; y el mundo que está en China es el mundo del desarrollismo, el de la adoración al becerro de oro y el no lee jamás un libro, por ejemplo. Esto es algo que me ha llamado poderosamente la atención, porque he dado varias conferencias en las universidades chinas y todos los alumnos, todos, sin una sola excepción, me han mirado con una ingenuidad cautivadora y me han dicho: “¿Libros?... Nunca hemos leído y nunca leeremos, ¿para qué sirve eso? Nosotros lo único que pretendemos es fundar una empresa".

(Al entrevistador lo de “¿para qué sirve eso”?, dicho en un país marxista/capitalista le suena a la segunda edición de “Libertad, ¿para qué”, la respuesta de Lenin a don Fernando de los Ríos. Pero el entrevistador sabe que el tiempo apremia y que Fernado, don Fernando, va a desagranar muchos temas más, siquiera taquigráficamente, así que calla, asume y atiende).

FSD.- ...Yo creo que la historia del mundo ha terminado, porque, en estos momentos, el mundo ya no es el mundo: el mundo es una empresa.

JES.- Muchas gracias.
La segunda pregunta que le quiero formular.... Bueno, voy adelantando, porque sé que el tiempo corre. He leído una considerable parte de su libro y me he dado cuenta (no sé si estoy en lo cierto) de que, además de que usted hace literatura de la literatura, creo que, en algunos momentos, utiliza determinda técnica de don Camilo José Cela… Quiero decir que cuando usted escribe algo similar a “cuidado con este personaje que más tarde va recobrar importancia”, me parece haberlo leído en La colmena. O sea, que hay latente como una idea de novela coral. En concreto, una frase me ha llamdo poderosamente la atención, quizás por ser un taurino visceral, en un párrafo de su novela, al principio, dice: “cuando se abran los clarines del miedo”... Entonces, al leerla, me he preguntado: ¿será posible que esto sea trasunto de la novela Los clarines del miedo, de Ángel Maria de Lera?


(Dragó sonríe con pícara sabiduría… )


FSD.- Bueno, evidentemente. Yo soy el hijo de dos ríos. Soy el punto de confluencia de dos ríos, que son la literatura y la vida. Toda mi literatura está plagada de resonancias literarias, de lo que se llaman “citas solapadas”. Evidentemente, se trata de Los clarines del miedo. En cuanto a lo que me dices de Cela, pues no sé..., eso es cosa que observan los lectores y los críticos. Realmente, el escritor ni se lo plantea. Supongo que yo soy, como cualquier escritor que merezca ese nombre, una caracola marina en la cual resuenan todos los mares, todos los escritores que me han precedido.

(La metáfora es preciosa)

JES.- Creáme: estoy absolutamente orgulloso de haber acertado con Ángel María de Lera.
La otra pregunta es: ¿No trata usted, acaso de manera en exceso benevolente, al general Gonzalo Queipo de Llano? Es decir, yo estoy de acurdo con usted en que se trata de un personaje valleinclanesco (en mis adentros, pienso en Santos Banderas...), romántico, hasta cierto punto (sigo pensando: Cabrera, Prim, Bolivar…) , pero creo que la represión en Sevilla fue durísima…

FSD.- Vamos a ver: la represión fue dura en todas partes. Al fin y al cabo, Queipo de Llano se anticipó al golpe de Estado mediático que España sufrió en las últimas elecciones generales, lo cual le convierte en un adelantado de la historia. Por otra parte, parece ser que Queipo de Llano se portó maravillosamente con mi padre. Y yo soy una persona leal. Lo sacó de Sevilla diciéndole que si se quedaba allí lo iban a matar. Y, en tercer lugar, yo soy un escritor y me fascinan los personajes literarios. Precisamente, eso también lo voy a decir esta tarde. Uno de los motivos por los cuales yo me he acercado a la figura de José Antonio es por el hechizo literario que su figura me produce, porque es un gran personaje de novela.



Por otra parte, yo tengo un innato sentido de la justicia -soy de signo Libra-, también por eso me he acercado a él, me he hecho amigo de las gentes de la Falange Auténtica, porque me parece que se les trata con suma injusticia y sectarismo. Y, bueno…, de Queipo de Llano se han dicho tantas barbaridades, tantas cosas en contra, que creo que es bueno equilibrar un poquito la balanza dando otra visión de él… Tampoco excesivamente benevolente.

(Puasa profunda…, cambiamos de tema)

JES.- Voy a preguntarle por… No recuerdo muy bien… El otro día leí una transcripción que los del grupo Vocento dan en Intenet de una de sus conferencias. En la tal conferencia usted hacia alusión a Gágoris y Habidis, y a otra novela que…, la verdad, no puedo recordar…

FSD.- Debe ser la Carta de Jesús al Papa...

JES.- ¡Exacto! Decía usted en esa conferencia que era posible acercarse (el entrevistador tiene en mente el gerundio perfecto “follando”, pero se lo calla por elemental prudencia) a Dios mediante la práctica sexual…

FSD.- ¡Hombre, por supuesto! Sí se llega al conocimiento de Dios… Mi idea de Dios es la idea que tenían los paganos. Yo no creo en la existencia de un dios personal, antropomórfico y externo a la Creación que crea el mundo, sí en la existencia de una energía que es el alma del mundo. Ya decía santa Teresa que también Dios andaba entre los cacharros. Es decir, también entre los cacharros de la vida moderna. Y, por supuesto, también se le puede conocer desde el sexo. Dios en energía. En el mundo hay una sola energía y esa energía se puede manifestar de muchas maneras, para bien o para mal… Pero energía sólo hay una. Lo que se llama lívido es energía sexual, que utilizada a través de las prácticas sagradas, convierte el sexo en un acto de meditación de muerte. A través del orgasmo tántrico se alcanza, no ya la petite mort, sino la grande mort, con encefalograma plano, que es un estado de meditación profunda en el cual Dios se manifiesta.

JES.- Mire, yo le voy a pedir un favor… Mi padre, que era falangista, me regaló poco antes de morir esta pluma, una Montblanc.

FSD.- Y quieres te dedique el libro con esta pluma…

JES.- ¡No tiene tinta!… La he traído porque quería que me acompañara, que estuviera presente (era, de alguna manera, la muerte paralela que yo aportaba). Mi padre le grabó en la pinza Dulcinea, pero no escribe, ya ve…, quizá la magia resida en eso…

FSD.- Bueno, al fin y la cabo Dulcinea tampoco existió.

JES.- ¡Exactamente! (risas)

FSD .- (risas) ¡Sólo fue platónica!

JES.- … Pues, aunque no sea con esta pluma, si le viene bien, me dedica el libro… Le voy formular la última pregunta, como taurino ¿eh? Además de parar, templar y mandar, los tres mandamientos capitales del toreo, usted añade dos: ligar y cargar la suerte...

FSD.- La tauromaquia es, entre otras cosas, un espacio sagrado, un sacramento. Pero aparte de eso, es también una escuela de vida. El hombre sabio lo que hace en la vida es parar, templar y mandar. Y el toreo moderno añade dos cosas, ligar, en todos los sentidos, y cargar la suerte…

JES.- Pues, nada más. Muchísmas gracias. Recordemos a nuestros padres con orgullo. Le estoy muy agradecido.

(Suenan sirenas de ambulacias, coches de policía o bomberos en la calle. Deben ser, al menos, tres o cuatro vehículos, porque el estrépito es ensordecedor)

FSD.- ¡Uf! ¡Qué serán esas sirenas! … ¿Vendrá la policía por nosotros?




JES.- Como puede ver, el libro está trabajado…


FSD.- Ya lo veo, ya...




JSG.- Siempre escribe usted con el rotulador Pilot de punta fina.


FSD. Siempre, siempre. No sé escribir sin él, es una manía.(Nos despedimos)




JES.- Muchas gracias, sabemos que está escaso de tiempo.


FSD. Gracias a vosotros…




En el rellano, cuando tadavía Fernado Sánchez Dragó está al alcance de la palabra, recuerdo dos preguntas que quería formularle y no lo he hecho: una, si Cristo puede ser considerado Godot, y otra, si para hacer las revoluciones, tal como le dijo en su juventud el comisario Conesa, terror de los grapos, hay que tener pelo rizado en los cojones, pero ya no hay tiempo, y desisto. Como existe un clima fraternal propenso al tuteo, desde el umbral de la puerta de su habitación, me dice:


- ¡Cuidate el ojo bueno, no lo vayas a perder también!


- Procuraré. Estoy condenado a verlo todo desde la iquierda.



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Unos cincuenta metros escasos separan en el cementerio de Alicante –de extraña belleza arquitectónica, casi ajardinada, diria yo- las tumbas de José Antonio Primo de Rivera y la del poeta Miguel Hernández. La de José Antonio es una tumba con Ausente, porque quizá fuera la ausencia el sino del idem; la de Miguel Hernández es hermosa pero sencilla, entrañable, de honrado hombre de izquierdas, constantemente encabronado con el señorito Federico García Lorca, que le daba la espalda. La gente, las personas no muy especializadas suelen equivocarse en algunas cosas con Miguel Hernández, porque, pasadas las penurias de todos conocidas, tras colaborar en la redacción de Los toros, ese monumento a la tauromaquia de Bartolomé de Cossío, consolidadas sus amistades con Bergamín, Neruda, Maruja Mallo, etc., dejó de ser el pastor poeta, que tanto muñen los que se dicen “progres”, y se convirtió, aunque escribiese desde el izquierdismo, y glosara a Rosario la Dinamitera, resulta un magistral garcilacista. He acabado ahíto de tanto Miguel Hernández en proclamas republicanas en valenciano (yo lo hablo, invocado por tipos que ni tan siquiera lo leen ni saben nada de nada. El libro de Sánchez Dragó está plagado de lo que él llama citas solapadas, y también de expresas y explícitas, de Miguel Hernández. De su padre, como el autor de la Elegía a Ramón Sijé, dice que fue derribado por “un manotazo duro, un golpe helado/ un manotazo invisible y homicida y un empujón brutal”… La tarde del sábado 25 de noviembre, un puñado de militantes de Falange Auténtica, ante la tumba seria, sobria y rojinegra del Ausente, renovaba su fe en dos conceptos básicos: justicia social y unidad de España. Nada que se pueda considerar reaccionario. Los que quieran, que me expliquen lo contrario.


Finalizado el acto, que fue escueto, lacónico y perfectamente macho, discursado por Enrique Antigüedad, los falangistas creía yo que iban a abandonar, sin más, el camposanto. Pero no fue así: en su mayoría se detuvieron el tumba de Miguel Hernández, y algunos, tomamdo floresprestadas de alguna sepultura vecina, se las depositaron el la losa, fría y cenicienta, del poeta. Nunca he visto, en los años que llevo husmeando maniobras, quiebros y vericuetos de la politca, acción más digna y más noble. Tampoco he visto mayor serenidad ante los adversarios que la de Juan Carlos García Moreno, que para, templa y manda, el toro murucho que, un día sí y otro también, le sueltan los de El Plural, unos señores que, a falta de poder con el PP, se dedican a estas cosas.* * *En fin, yo no sé si acierto o no, pero si antes atribuía a Sánchez Dragó la necesidad de vestirse como un torero para ir a la plaza, algo de ello habia de cierto, porque se prsentó en el salón de conferencias ataviado con camisa roja y camiseta negra. Es decir, vestido para la ocasión; es decir, de catafalco y grana, que tampoco desentona con el izquierdismo taurófilo del autor de las Nanas; entiéndase El torero más valiente, entiéndase “la lengua en corazón tengo bañada”…Poco después, como por arte de bilibirloque, desde el estrado, Sánchez Dragó mentó el tormento sufrido en la Dirección General de Seguridad, cuando le detuvo el comisario Conesa. Entonces salió a relucir la imperiosa necesidad tener pelo rizado en los cojones para poder ser un buen revolucionario. Por lo demás, sus posturas éticas y estéticas, pueden, a mi modo de ver, corresponderse con las más puristas de la Generación del 27: asunción de las tesis aristocráticas de Ortega, cierta pasión por la deshumanización del arte, no demasiado exacerbada, porque está asimismo devorado por una intensidad vital y un desasiego viajero que le acercan al Blasco Ibáñez de la vuelta al mundo y a las intesidades hemingwayanas de contrabarrera en sombra y supramujer ardiente en el amanecer de las Españas. "Diéronle Muerte y Cácellas Españas"... Una regla de oro del periodismo literario dice que el final del artículo debe coincidir con el princiopio, para dar la idea perfecta de la idea; es decir, para cerrar el ciculo con pretensión de haber atrapado un todo armónico. Creo que he cumplido. Llevo escribiendo desde las 11 de la noche de ayer. Son las 6.23 de la madrugada del martes, 28 de noviembre de 2006. Amanece en las Españas. Es el alba... Y la del alba sería cuando don Quijote salió de la venta.Vale.