
En fín, que Manuela Trasobares es a Serenata española lo que Leonardo da Vinci pudo ser para Florencia. Manuela Trasobares es también para la ciudad de Segorbe lo que para Grecia y el mundo sensible pudo ser Maria Kallas;

para Austria, Gustav Klimt, y para España, Francisco de Goya. Pero la cuestión de fondo es que Manuela puede ser muchísimo más para muchísimos más. Manuela puede y debe ser proyectada, como bien se merece, desde las instancias culturales segorbinas al universo madrileño de los circuitos culturales. Hacen las instituciones muchos y más grandes esfuerzos por gentes y obras de menos valía.

Manuela Trasabares sufre, por desgracia, los malditismos más añejos de la psicología social española, como son la envidia y el callado desprecio con que la comunidad artística, o “intelectual”, trata a cualquier persona que domina varias disciplinas. El Lorca músico pasa tan inadvertido como el Alberti pintor, o como el escritor Salvador Dalí. Aquí no se perdona la inteligencia… España es el país donde trepan los mediocres y se castiga el talento. Manuela Trasobares es mezzosoprano, pintora, escultora, artista fallera, imparte clases en el Centro Especializado de Atención a los Mayores de Segorbe, etc., etc. Y claro: así no puede tener futuro... Salvo que se muera, lo cual supone un precio, hoy por hoy, demasiado alto.
Manuela Trasobares nació en Figueres, Gerona, un año no muy lejano del pasado siglo XX. Se define como una romántica elevada a los más altos grados del calificativo. Lo dice ella lo constato yo, que para eso soy el que lo escribe... A lo largo de la conversación, por la forma de expresarse, por el énfasis que aplica a sus respuestas y meditaciones, uno descubre la autenticidad de su ser, la fidelidad a sí misma, hasta las últimas consecuencias; como Larra, Byron, George Sand...

Manuela Trasobares bebe de las fuentes expresionistas de Goya y del surrealismo de Salvador Dalí. En Geldo tiene la suficiente paz y serenidad como para perseverar (desde el análisis y la somatización del dolor del mundo) en la fe en el hombre y la constatación hobbesiana del idem como lobo para el idem (“Homo homni lupus est”). O sea, que Manuela manifiesta, a pasar de los pesares, una esperanza hacia algo que, a lo mejor es la Esperanza, con mayúsculas.
A Trasobares, el entrevistador amigo le recuerda estancias en Els Quatre Gats, en Barcelona, y la particular admiración por dos catalanes plenipotenciarios: Ramón Casas y Santiago Rossinyol:

-Rosinyol podría ser, efectivamente, un referente en mi obra: era un hombre multifacético…
-Sí, también algo desinquieto, murió en Aranjuez… De ramón Casas, dice Umbral, que pintaba mejor a sus amantes que a su señora; algo, hasta cierto punto, normal…, pero, en realidad, a qué pintores definirías más enfáticamente como “tus maestros”?
-Las pinturas negras de Goya y toda la obra de Dalí son para mí fundamentales. Pero no me atrevería a definirme al cien por cien: los que etiquetan las cosas no suelen entenderlas.
-En tu calidad de mezzosoprano, ¿a quién admiras?
-A Maria Kalas.
-¿Crees en Dios?
-Delante de una obra de arte está la mirada de Dios… No de la Iglesia, o no siempre; pero la de Dios, sí…
Manuela invita a cerveza rubia, fresca, vital…
-¿Qué proyecto importante te quita el sueño?
-En 2010 tengo preparada una muestra en la Fundación Bancaja – Segorbe

Manuela Trasabaras tiene toda la casa, hasta la buhardilla, repleta de cuadros y esculturas… Está representada la Humanidad entera... Exponer y disertar sobre toda su obra requiere un monográfico, que lo tendrá… Pero cerramos como empezamos: recordando que Manuela tiene por cabecera de su cama la Santa Crucifixión Rosada del Artista en Estado Puro... Algo que no se debe olvidar.
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